CEUTA, LA NUESTRA

 


ARTÍCULO EN EL FARO DIGITAL. 21 DE AGOSTO DE 2015

http://elfarodigital.es/colaboradores/145320-zurara-y-el-21-de-agosto-de-1415.html


SEXTO CENTENARIO DE LA CONQUISTA DE CEUTA POR JUAN I REY DE PORTUGAL


https://drive.google.com/file/d/0BzMXXcSghannUk9Gc283RTYwNG8/view?usp=sharing



CONFERENCIA PRONUNCIADA EN LA CASA DE CEUTA EN ALGECIRAS EL 28 DE MARZO DE 2014

CEUTA A FINALES DEL SIGLO XVIII

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CONFERENCIA PRONUNCIADA EN EL IES RIO VERDE DE MARBELLA PARA "AUSENTES DE CEUTA"

Fundamentos históricos jurídicos de la españolidad de Ceuta

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CONFERENCIA PRONUNCIADA EN LA CASA DE CEUTA EN SEVILLA EL 17 DE ENERO DE 2014

La vida cotidiana en Ceuta en el siglo XVIII

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CONFERENCIA PRONUNCIADA EN LOS REALES ALCÁZARES DE SEVILLA EL 14 DE NOVIEMBRE DE 2013. Fundación Ceuta Crisol de Culturas.

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CONFERFENCIA PRONUNCIADA EN LA CASA DE CEUTA EN CÁDIZ EL 23 DE OCTUBRE DE 2013

Los años de penuria. El cerco de Ceuta de Muley Ismail

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TEXTO  DE LA CONFERENCIA PRONUNCIADA EL 21 DE MAYO DE 2013 EN EL SENADO PARA PRESENTAR LA FUNDACIÓN CEUTA CRISOL DE CULTURAS 2015

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VÍDEO DE LA CONFERENCIA "EL LEGADO PORTUGUÉS" EN LOS REALES ALCÁZARES DE SEVILLA


PERÍODICO: EL PUEBLO DE CEUTA

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SEXTO CENTENARIO DE LA CONQUISTA DE CEUTA POR PORTUGAL

https://drive.google.com/file/d/0BzMXXcSghannQ3o2MkhoXy1sczQ/view?usp=sharing

CONFERENCIA PRONUNCIADA EN LA CASA DE CEUTA EN CÁDIZ EL 21 DE OCTUBRE DE 2015.

https://drive.google.com/file/d/0BzMXXcSghanncE5xaTRxWThzQUE/view?usp=sharing



HIMNO DE CEUTA

Aprobado por Ley 1/1995, de 13 de marzo.
La letra del himno ha sido escrita por Luís García Rodríguez, y la música ha corrido a cargo de Matilde Tavera de García y Ángel García Ruíz.


BOLETÍN DEL INSTITUTO DE ESTUDIOS CEUTÍES marzo de 2013



UNA VIEJA CONTROVERSIA SOBRE LA TRANSICIÓN DE CEUTA PORTUGUESA A ESPAÑOLA

Recientemente, y con motivo de la publicación del libro "Ceuta, convivencia y conflicto en una sociedad multiétnica", del profesor don Carlos Rontomé, se ha producido un debate, que aún no me atrevería a catalogar como encendido, entre su autor y don Francisco Olivencia. El punto álgido de este debate reside en la forma en la que Ceuta pasó de ser una ciudad perteneciente al reino de Portugal a ser administrada por el de Castilla. El hecho ocurrido en 1640 y confirmado por la paz de Lisboa de 1668, es sin duda controvertido, pero al fin y al cabo no deja de ser una anécdota histórica que, si bien es cierto que debe ser resuelto, no empaña en absoluto los conocimientos básicos que sobre el hecho se tienen.
A continuación expongo las opiniones de los intervinientes en este debate y me permito arrogarme el derecho, pues ambos me citan en sus diatribas, de exponer mi opinión.

EL FARO 3 DE FEBRERO DE 2013. UNA MIRADA A LA HISTORIA DE CEUTA.
Francisco Olivencia

Hace tan solo unos días sintonicé “Cope Ceuta” en el momento en que un señor que estaba siendo entrevistado se refería a la decisión adoptada en Ceuta de seguir considerando Rey de Portugal al de España, tras conocerse la rebelión iniciada el día 1 de diciembre de 1640 en Lisboa por los partidarios del Duque de Braganza con la finalidad de arrebatar la corona lusa a Felipe IV de España y III de Portugal, que los monarcas españoles venían ostentándola desde 1581.

El aludido señor expuso, entre otros extremos, varias afirmaciones con las que lamento no estar de acuerdo. Dijo que el argumento que suele invocarse sobre una supuesta autodeterminación es falso, pues la decisión se tomó por un grupo de caballeros castellanos, porque al haber transcurrido 80 años desde que se produjo la fusión de ambas coronas, la población de Ceuta era ya predominantemente española. Añadió que el pueblo ceutí no tuvo la menor intervención, pues nada pintaba, imponiéndose la voluntad de aquellos señores, y terminó aseverando que la noticia de la sublevación se había recibido en esta ciudad con nada menos que tres meses de retraso.

Supe finalmente que el entrevistado era el sociólogo y Profesor Carlos Rontomé, de la Facultad de Educación y Humanidades. Tengo un gran respeto por los educadores, pues no en balde mis abuelos paternos eran Maestros nacionales, mi hermano es Catedrático emérito y mi padre no solamente tenía, además del de Licenciado en Derecho, el título de maestro, sino que realizó intensas gestiones para la creación de la Escuela Normal de Ceuta –germen de la actual Facultad- siendo además su primer Comisario-Director. Con ese mismo respeto, por tanto, cuenta de antemano el Profesor Rontomé, aunque me permita discrepar de sus afirmaciones sobre cómo, por quién y cuándo se adoptó aquella trascendente decisión.

No busco polemizar, ni soy historiador, ni pretendo dar lecciones como tal. Sucede, sin embargo, que hace un cuarto de siglo escribí un modesto libro sobre la época en cuestión titulado “La gesta ignorada”, fragmento novelado de la historia ceutí, a cuyo fin consulté una serie de publicaciones (por ejemplo, “La última década lusitana”, de Carlos Posac, el “Libro de los Veedores o Libro Grande de Sampayo”, de Esaguy, o el “Libro de Ceuta”, editado por el Centro de Hijos de Ceuta). Más modernamente, es de interés al caso el trabajo de Antonio Carmona Portillo sobre “Demografía y sociedad en la Ceuta de los siglos XVII y XVIII”, presentado en las Jornadas de Historia organizadas por el Instituto de Estudios Ceutíes en el año 2000. Todo ello me permite afirmar que en 1640 la población de Ceuta era esencialmente de origen portugués; que sus caballeros eran portugueses, muchos de ellos –más de 100- pertenecientes a la lusitana Orden de Cristo, y que los cargos de la ciudad eran ejercidos por portugueses con raíces ceutíes. Es más, incluso siendo ya parte del Reino de Castilla, se siguió utilizando el idioma portugués en los documentos oficiales durante bastantes años.

La noticia de la rebelión se conoció en Ceuta mucho antes de transcurrir tres meses. La decisión se tomó por la mayoría de los caballeros, aunque hubo excepciones, entre ellas varios religiosos, y ante la postura públicamente dubitativa del Gobernador Francisco de Almeida –en el fondo ferviente partidario del de Braganza- se acordó hacer venir al Corregidor de Gibraltar para que conociera “in situ” la situación y la pudiera exponer a la Corte. Al mismo tiempo, fue preparado un documento para que lo llevase a Madrid el sacerdote Simao Lobo Barbosa, ceutí, quien se trasladó a la capital para entregarlo y aclarar de viva voz cuantos detalles le fuesen requeridos. Pues bien; con lo que en aquella época –más aún que ahora- costaría mover la maquinaria del gobierno, el día 5 de febrero de 1641 –solo dos meses después del levantamiento- firmó Felipe IV de España y III de Portugal el cese de Francisco de Almeida –quien huyó- y el nombramiento de un nuevo Gobernador, Juan Fernández de Córdoba, Marqués de Miranda de Anta, primer castellano que ocupó dicho cargo, aunque después hubo otros Gobernadores portugueses.

El día 10 de febrero, el Rey envió carta al citado Marqués, comunicándole su designación y mencionando en ella a Simao Lobo, del que decía que había estado en la Corte “por parte de los caballeros y pueblo” de Ceuta. Algo haría el pueblo para que así lo significara el Rey, quien acordó un perdón general para “los moradores de Ceuta” (es decir, los portugueses) y para los castellanos encarcelados por el anterior Gobernador.

Años más tarde, ya en 1655, cuando esos moradores de Ceuta, desairados y cansados de ser llamados “perros castellanos” en Portugal y “perros portugueses” en Castilla, así como por el hecho de que la naturaleza castellana que en 1644 les otorgó el Rey no surtía efectos, porque no estaba refrendada por las Cortes, elevaron un “Manifiesto al Reino de España junto en Cortes”, cuya principal autoría se atribuye a Fray Diego de Almeida, ceutí y confesor de Su Majestad, solicitando en él la naturaleza de Castilla, la que les fue concedida tras acuerdo de las Cortes adoptado el 3 de marzo de 1656, según consta en Carta Privilegio remitida por Felipe IV a los ceutíes. En aquel Manifiesto se decía expresamente: “Nuevo lustre dieron a esta ciudad las demostraciones festivas y generosas de los ciudadanos de Ceuta, pues no solo cumplieron con ser leales, sino que procuraron en todo lo posible, negados a los portugueses rebeldes, mostrarse verdaderos castellanos, sin perder el ser portugueses”. Algo, pues, hizo el pueblo de Ceuta a favor de la causa del Rey Felipe IV de España y III de Portugal.

Por tanto, el pronunciamiento de Ceuta no fue obra de caballeros castellanos, sino portugueses, como prueba el hecho de que ocho próceres de la ciudad a los que el levantamiento sorprendió en Portugal, entre ellos el Marqués de Vila Real y su hijo, el Duque de Caminha, de la estirpe de los Meneses, fueron allí ejecutados por mantenerse fieles al Rey Felipe, y contó además con el apoyo del pueblo -en cuyo nombre, y no solo en el de aquellos- viajó Simao Lobo a la Corte. Un pueblo cuyas gentes, a tenor de lo escrito por Fray Diego de Almeida, hicieron demostraciones festivas “mostrándose verdaderos castellanos, sin dejar de ser portugueses”, porque consideraban a Felipe IV su legítimo Rey y creían que esa era la mejor opción para su ciudad.

En Ceuta se conoció mucho antes de los tres meses la noticia de la rebelión, hasta el punto de que, apenas dos después de aquella, no solo había venido el Corregidor de Gibraltar y viajado a Madrid Simao Lobo Barbosa, sino que el Rey adoptó medidas al respecto. Además, no transcurrieron 80 años desde que Felipe II asumió la corona de Portugal hasta la rebelión del de Braganza, sino tan solo 59.

Repito que carezco de títulos para dar lecciones de historia a nadie. Me remito al contenido de los libros de la época o de los trabajos de investigación llevados a cabo en torno al tema, y lamento de corazón que ya no estén con nosotros figuras como las de Carlos Posac o Alberto Baeza para refrendar lo escrito. Aunque, por fortuna, aún hay autoridades en la materia que, si se terciara, podrían hacerlo.



EL FARO DE CEUTA. MARTES 5 D FEBRERO DE 2013. LOS MITOS DE LA HISTORIA DE CEUTA
Carlos Rontomé

Como es la segunda ocasión en la que D. Francisco Olivencia me dedica unas críticas, me atreveré a responderle. En primer lugar le agradezco que en este segundo artículo, el titulado “Una mirada a la historia” y publicado en este medio el pasado domingo, haga referencia a mi nombre ya que en el primero (“Jugar con fuego”) no fui distinguido con tal. D. Francisco critica mi falta de rigor a la hora de narrar en un programa de COPE, el paso de Ceuta a la corona española tras la sublevación de Portugal a finales del año 1640. Según se desprende de su artículo mis errores son los relativos al tiempo que transcurrió desde la sublevación portuguesa hasta la toma de decisión del Rey Felipe IV de cesar al gobernador portugués de la plaza, a que la mayoría de la población ceutí seguía siendo portuguesa y a que el pueblo de Ceuta si tuvo algo que ver o que participó de forma activa en el mantenimiento de la lealtad de la ciudad a la corona española.

Diré en mi descargo que no soy historiador y que los hechos históricos me interesan tan solo en cuanto sitúan a los actores sociales y políticos en un determinado contexto. También reconozco que en mi libro la introducción histórica es tan solo eso, una introducción, que sirve para entender lo sucedido y lo que sucede ahora. Mi intervención en la COPE giraba precisamente alrededor del mito fundador de una Ceuta plenamente hispánica sobre la base de la aclamación o el plebiscito popular, postura que mantengo, aunque en lo demás puedo estar errado, si bien al igual que D. Francisco he seguido a autores como Antonio Carmona Portillo que en su Historia de Ceuta dice textualmente: “en diciembre de 1640 Portugal se separó de los Austrias y juró fidelidad a Juan IV, duque de Braganza. Esta sublevación se conoció en Ceuta en febrero de 1641, siendo gobernador Francisco de Almeida que mostro una actitud ambigua” Así que esa es la causa de que hablara de tres meses cuando quizás debía haber dicho dos meses y unos días. Igualmente respecto a la población mayoritariamente portuguesa, el mismo Antonio Carmona dice: “todo este trasvase de población iba haciendo a Ceuta cada vez mas castellana y preparando el ambiente para una pronta segregación de Portugal, cuando este país decidiera en 1640 separarse de la corona de los Austrias”.

Creo, admitiendo mis errores, que estas son cuestiones accesorias ya que lo más importante era destacar el error que supone observar los hechos históricos desde nuestra perspectiva y nuestras preferencias actuales. La historia es utilizada y deformada según las necesidades del momento como forma de explicar el presente y proyectar el futuro, es entonces cuando nace el mito y es este el que alimenta y justifica la acción y la visión actual.

El mantenimiento de la lealtad de Ceuta a la corona española fue el resultado de la acción de los nobles ceutíes y del ejército y no del pueblo. No hubo plebiscito ni levantamiento popular que proclamase la españolidad de Ceuta. En aquellos tiempos las lealtades se debían principalmente a los soberanos, no existía el concepto moderno de ciudadano, solo el de súbdito. El mito de la población de Ceuta plebiscitando por ser española es un mito fundador como el del 2 de mayo y el nacimiento del concepto moderno de nación española o el de los decretos de Nueva Planta y el de una supuesta nación catalana. Todos los pueblos, pero especialmente sus elites, necesitan de estos mitos que expliquen su pasado y legitimen su presente. Este era el sentido de mi intervención en la COPE y el de parte de mi libro que trata precisamente de revisar algunos mitos con los que comulgamos sin apenas cuestionárnoslos.

La versión de que la adhesión de Ceuta a la corona española tuvo su origen en la voluntad popular y no en la de sus elites está tan extendida que aparece en los discursos oficiales de la Ciudad, en la publicidad institucional o en diversos autores y articulistas (dense un paseo por la red y lo comprobaran) hasta el punto de que Antonio Guerra Caballero, estudioso de la historia ceutí, confesara en este mismo medio el 7 de mayo de 2012, que “uno siempre se había formado antes la opinión de que la conversión de aquellos portugueses a la Corona española fue voluntaria y libremente expresada en un plebiscito. Y, efectivamente, todo indica que fue en forma muy parecida, pero con ciertos matices, según la Historia de Ceuta-2000 y otros documentos hallados que acreditan de forma fehaciente que aquella adhesión a España ni fue por unanimidad del pueblo ni mediante plebiscito, ni del todo pacífica, sino más bien porque así lo quisieron las fuerzas vivas de la ciudad (nobleza y ejército)” Los mitos sirven de sostén para el discurso político actual pero no son validos para explicar de forma científica nuestro pasado. Y que nadie se rasgue las vestiduras o se muestre sorprendido porque a la españolidad de Ceuta no le hacen falta mitos.



MI OPINIÓN AL RESPECTO
La cuestión del traspaso de la administración portuguesa a la española en Ceuta es controvertida solo desde el momento en el que nos aferramos a prejuicios inútiles. Sería más sensato sacar la conclusión de que el estatus de Ceuta española no obedece a una usurpación ni a los marroquíes ni a los portugueses sino que es fruto de un proceso legítimo y aceptado internacionalmente. La forma en la que se hizo es un problema histórico que tratamos de solventar de la mejor manera posible.

En la ciencia histórica existe el principio de la multicausalidad. Las cosas nunca suceden por una sola causa. El paso de la administración portuguesa a la española entre 1640 y 1668, se debió a varias, algunas de ellas antecedentes de los hechos en sí: la paulatina castellanización de la población ceutí, aun manteniéndose la élite gobernante portuguesa; la imbricación de la nobleza castellana y portuguesa desde la edad media; o la conciencia, entre los ceutíes, de que Castilla estaba más pronta a su ayuda que Portugal, por su cercanía y por su mayor potencial bélico, como lo demuestran las expediciones que en socorro de la Plaza llevaron a cabo las tropas de Felipe II antes y después de que este monarca se coronara también como rey de Portugal. Quiero terminar añadiendo dos cosas: primero que el transito no fue de un mes para otro, ni de un año para otro. El proceso comenzó en 1640 y terminaría con la paz de Lisboa de 1668. Y por último, que hablar en aquellos años de una intervención popular en los asuntos políticos sería una entelequia, si bien habría que matizar qué entendemos por pueblo en la Ceuta del siglo XVII. Saludos y mi agradecimiento tanto al señor Rontomé como al señor Olivencia por las citas que hace de este humilde historiador.





CEUTA EN LA POESÍA





ASPIRO EL CÉFIRO DE CEUTA
©A. CARMONA




Aspiro el céfiro de Ceuta.
Bebo el vino del gozo.
Esta es la vida.
Así es mi ciudad:
Asida al mar,
abrazada al sur y
extendida hacía el norte.
Esta es la luz.
Así es Ceuta.
De monte a monte.
De mar a mar.
Cruz de agua y tierra,
de azul y verde,
de inmensidad misteriosa.
Este es su sabor.
Esta es mi tierra.
Madre de las felices madres,
que gestaron a tus gentes.
Así se ve desde el retorno,
y años de percibirte en mi mente.
Saboreo la miel de tu encanto.
Esta es la vida.
Esta es mi Ceuta.
Y a ella le canto.












¿DE VERDAD?

CURIOSIDADES, ANÉCDOTAS, HECHOS COTIDIANOS OCURRIDOS A LO LARGO DE LA HISTORIA DE CEUTA

1

SISTEMA BINARIO EN LAS COMUNICACIONES DEL HACHO



Durante el siglo XVIII y buena parte del siglo XIX, en el monte Hacho se situaba "La vigía". Desde ella se divisaba el campo exterior y desde allí se comunicaba a los artilleros de Ceuta la situación de los enemigos en los casos de ataques, y a las tropas que habían salido a combatirlo el lugar por dónde avanzaban. La comunicación consistía en un sistema de señales basado en el código binario. Dos banderas izadas en un mástil servían de señal, cuyo código era entregado a los soldados. Los códigos mostraban dos entradas a modo de cuadrícula. La cuadrícula en la que coincidían las dos banderas indicaban si los enemigos avanzaban por un lado u otro, la cantidad de enemigos que se acercaban a las murallas, etc. En caso de que algunos de esos códigos, repartidos a la tropa, cayera en manos de los enemigos se hacía necesario el cambio del cuadrante para evitar que las comunicaciones entre el Hacho y las tropas fueran interceptadas.

2

UN MIEMBRO DE LA FAMILIA CONDORCANQUI (TUPAC AMARO) EN EL PRESIDIO DE CEUTA

La familia Condorcanqui, que adoptó el nombre de una de las familias victimas de Pizarro en su conquista del Perú, Tupac Amaro, se distinguió por su dura resistencia a la dominación española en el Perú. Uno de sus miembros, José Gabriel de Tupac Amaru fue el cabecilla de la mayor de las revueltas ,que terminó en un baño de sangre y con la aniquilación de la mayor parte de la familia.  Otro de los miembros de los Tupac Amaro fue Juan,  hijo de Miguel Condorcanqui, padre de José Gabriel Tupac Amaro y de Ventura Monjarrás. Cuando se produjo la revuelta de 1780 se encargó de la artillería. Fue hecho prisionero, permaneciendo en Cuzco hasta 1783, siendo enviado después a Callao, cerca de Lima, desde donde se le trajo a España. Permaneció en el castillo de San Sebastián en Cádiz y después fue llevado a Ceuta, donde estuvo hasta el año 1821 en que fue liberado  por el gobierno liberal español. Aunque hay quien afirma que permaneció en Ceuta solo hasta 1813, el periódico Miscelánea de comercio política y literatura, en su ejemplar del día 26 de enero de 1821 da la noticia de la liberación de Juan Bautista Tupac Amaru. Dos años después desembarcó en Buenos Aires.



  3

CEUTA Y LA FRENOLOGÍA






 
Mariano Cubí Soler (1801-1870), catalán educado en América, fue uno de los impulsores de la teoría de la frenología y craneoscopia, formulada por Gall y Spurzheim. Consistía en conocer el carácter de las personas mediante la forma de su cráneo. Durante su estancia en América, Cubí entró en contacto con los presidiarios allí enviados, investigando a través de ellos la doctrina de Gall. Cuando regresó a España se ubicó en Sevilla, dónde estableció una oficina en la fonda Europa en la que midió centenares de cráneos y demostró sus conocimientos de los Presidios. Pensaba que a través de esta doctrina sería posible detectar a los delincuentes, impedir con tiempo sus fechorías y poder acusarlos de delitos cometidos aún sin pruebas materiales.

Aunque sus biógrafos no lo dicen, Mariano Cubí pasó una temporada en Ceuta estudiando los cráneos de los presidiarios, previa solicitud del pertinente permiso a su gobernador. Ignoramos si de ellos sacó alguna conclusión, pero lo que era evidente, como se demostró más tarde, es que la teoría frenológica carecía por completo de garantías científicas.



  4

VISITA DE UNA ESCRITORA NORTEAMERICANA A CEUTA




VISITA DE UNA ESCRITORA NORTEAMERICANA A CEUTA. Según la documentación del archivo del Cardenal Gomá, la escritora norteamericana Jane Anderson, embarcó en Nueva York hacía España en el mes de octubre de 1938. Entre las ciudades que visitó se encontraba Ceuta, dónde estuvo, una vez acabada la guerra, en mayo de 1939, acompañada de su esposo Álvarez de Cienfuego, siendo agasajada por las autoridades locales del Régimen. No fue esta la primera vez que esta escritora viajó a España. Ya lo había hecho en 1935, año en el que desembarcó en Alicante para estudiar, según la crónica de ABC, el carácter de los españoles.
Con posterioridad la escritora visito Burgos, acompañado del obispo de Los Estados Unidos Gerard T. O´Hara. Allí se entrevistó con el Ministro de Asuntos Exteriores, Juan Luis Beigbeder, el que fuera Alto Comisario del Protectorado de Marruecos durante la guerra civil. (protagonista de la novela “Tiempo entre costuras”). La señora Anderson, católica y conservadora, no ocultó nunca sus simpatías por la causa de Franco, en especial en lo que hacía referencia a la religión católica. En unas declaraciones a la agencia Cifra afirmó que durante los últimos años había llevado a cabo una campaña en los Estados Unidos a favor de la causa franquista.

5


¡CAMBIOOO FLORES!
Una forma de comercio de trueque en el siglo XX





Por los años sesenta del siglo XX, algunos marroquíes pasaban la frontera con Ceuta por las mañanas cargados con un canasto en el que portaban toda una serie de fruslerías de las más variopintas. Entre estos géneros sobresalían las flores de plástico, que en aquellos años constituían toda una novedad y, desde luego, tenían peor calidad y mejor aceptación que las actuales. Otras mercancías objeto de cambio eran los famosos "túper" de plástico, hoy tan socorridos, exprimidores de fruta accionados con la sola fuerza de la mano derecha o izquierda, según se fuera diestro o zurdo, y otros objetos, la mar de las veces inservibles. Era un mini "Todo a 100" ambulante de los años sesenta.
El buen comerciante voceaba su llegada a las calles ceutíes con el eslogan "Cambiooo flores", dos palabras que eran suficientes para que algunas amas de casa salieran a la puerta e intercambiaran ropa usada, menaje de cocina en estado algo desgastado y otros género que sobraban en el hogar. El típico regateo sobre cuantas flores correspondían a tantas prendas usadas u otros objetos obsoletos, se prolongaba durante unos minutos, hasta que quedaba cerrado el trato, algo que ocurría en la mayor parte de las veces, o la señora acudía al socorrido "tengo la comida en el fuego" para zanjar el "negocio" cuando se veía que no se llegaba a buen fin. El comerciante ambulante retomaba su camino y sus gritos: "Cambiooo flores".



http://www.ceutaturistica.com/barcos/estrecho.html



IMÁGENES


Dibujo de Ceuta en 1700. Jacque Chiquet.




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